Llevo ya un rato sin postear nada en estos apuntes. Se podría decir que la derrota electoral del candidato que apoyaba influyó en mi ánimo de hablar de política. ¿Que qué creo que ocurrió después de las elecciones en que resultó vencedor Peña Nieto? ¿Fueron un fraude o no? Bueno, que hubo mucha gente que vio en él, de forma completamente espontánea (aunque por supuesto hubo quien no), a un estadista y lo avaló con su voto.
Dentro de mis posibilidades discursiva, hice todo lo posible por convencer a amigos y familiares de lo inadecuado de respaldar el regreso del PRI. En algunos casos no hubo modo y aprendí, además, valiosas lecciones sobre lo sensibles que a veces pueden ser los tíos o primos (que de pronto te dan inexplicadamente de baja de entre los contactos del feisbuq). Asuntos de índole pública los veían demasiado cercanos a lo privado. Ahora ya tomó posesión Peña Nieto y hubo revueltas ese día en las calles. Lo de los enfrentamientos fue verdaderamente espantoso: ante un grupo de vándalos, la policía respondió agarrando a quien estuviera a su alcance, con sus acostumbrados métodos garrotescos, sin importar si de verdad los detenidos estaban involucrados en los destrozos o no. Desde aquí yo me sumo a las peticiones de revisar bien cada caso y deslindar responsabilidades de manera efectiva.
Respecto a Peña Nieto... lo único que puedo decir es que espero que no cometa las mismas idioteces de sus predecesores en el ámbito de seguridad. Por ahora, le otorgo el privilegio de la duda. Veamos cómo se va desenvolviendo su camino. Yo, de todo corazón, espero que le vaya bien en las cosas que valen la pena y que no le vaya bien en lo que sea una estupidez.
Diego
PD. Por otra parte, creo que utilizaré más este blog para otras cosas que me interesan e infunden esperanza, no como la triste política. Saludos a todos.