lunes, 8 de junio de 2015

AL MENOS SE GANÓ ALGO

Que las candidaturas independientes hayan conseguido varios triunfos en la primera ocasión que contienden, marca sin duda un nuevo horizonte en el ámbito de las elecciones. El mensaje del electorado es claro, sobre todo en Nuevo León: “ustedes, partidos, han dejado de representarnos; sus discursos y acciones nos parecen lejanos; estamos cansados de que tengan a nuestro estado así”. La decisión probablemente no fue fácil para muchos votantes: el priísmo tardío profesado hasta apenas unos años es una clara mancha en el perfil del futuro gobernador. Pero allí, en Nuevo León, ha ocurrido el cambio.

A pesar de las dificultad que representa obtener una candidatura independiente, de los recursos de chiste y ninguneo que les dan (que, ojo, utilizados con inteligencia han sido más que suficientes en algunos casos, como el de Kumamoto en Zapopan), del ataque consistente de los medios de comunicación, los independientes se llevaron el respaldo del electorado o batallaron con fuerza en muchos casos.

Esto es un pequeño paso para la consciencia de que esas estructuras elefánticas, que tanto dinero le cuestan al país en las elecciones, donde el alineamiento de pensamiento (también llamado “disciplina partidista”) es una constante, esas estructuras elefánticas, repito, desaparezcan y den paso a que las agendas y el proceder de los representantes populares dependa de los intereses y retos comunes de la nación, y no de los intereses de los partidos por imponer desde los sitios de poder sus visiones parciales, sectoriales de las cosas.

 Sin embargo, desde aquí ya se ve que el camino de estos pioneros ciudadanos independientes no será nada fácil. Sin el respaldo que da la estructura política (esto es, la mano de obra alineada para construir el avance del burocratismo diario); con cámaras que aún permanecen bajo el control de los partidos (y con posibilidades muy justas de vetar iniciativas, pero también a veces sólo como injustas y lacerantes medidas de presión); los únicos aliados que tendrán seguirán siendo sus electores. Esperemos que la voz de estos no enmudezca una vez alcanzada esta primera victoria y se alce aún en las batallas por venir, esas para las que, como ciudadanía, aún carecemos de medios democráticos de opinión.



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