lunes, 20 de enero de 2014

Cómo confundirle la estructura mental a un niño

Caso práctico en el metro

Ante la disyuntiva de escaleras comunes o mecánicas, la madre, mirada y pelo marchitos, espalda agobiada, estrés, sofrena al hijo de diez años que ya quiere correr por las poco frecuentadas normales.
   -¡Por las eléctricas! -exclama con fastidio-. ¿No ves que ya hicimos mucho ejercicio?
  El niño pierde todo ánimo, y aunque sus ojos se dirigen al suelo, a la ranura de la repartidora de escalones de hierro, parece más bien que se han ido a esconder al fondo de sí mismo, donde algo como que no le cuadra.
   -Sí, acuérdate -continúa la madre, poniendo una mano sobre el hombro infantil-... Hace rato, cuando tú estabas jugando y yo sentada viéndote.
   Y ni la menor nube de ironía o bochorno empaña el cielo de su afirmación.







jueves, 16 de enero de 2014

Nota de lectura:
Volver... volver , Saúl Ibargoyen



Volver...volver, Saúl Ibargoyen, 2013
Ediciones El Ermitaño, Colección Minimalia


Finalizada la dictadura militar, Leandro, ya con un pasado en otro lugar extranjero, vuelve del exilio a Ríomar y el encuentro con su matria sacude el panal de su memoria y le pican las inquietas abejas del recuerdo. El hombre que regresa no es ya el joven soñador obligado a saltar fronteras por la polarización ideológica de los que se impusieron por medio de la brutalidad, la violencia y la obediencia, sino un hombre construido a partir de su ejercicio de la libertad en otro lugar: ni bueno ni malo, pero mayor, con la perspectiva del alejamiento en tiempo y espacio del desarrollo de su país.
  En esta novela íntima, Leandro camina por su vieja ciudad, topa con los resabios de corrupción y gandallismo de las fuerzas del orden, conoce a una chica que quizá ya había conocido, visita la tumba de sus padres, revive experiencias de otros tiempos según el sendero que en esa capital (por momentos irreconocible, ajena) inventan sus pasos, o por la obligación subconsciente de enfrentar sus errores, como cuando se encuentra sin darse cuenta en la calle que alojaba sus asambleas revolucionarias.
 Tejiendo dos hilos de historias, las del que parece el presente y las del que parece el desordenado pasado, el escritor Saúl Ibargoyen (Uruguay, 1930), construye una fábula de lectura agradable entrenzada geométricamente hasta que alcanza al final su intención circular, más no cíclica. Como en muchas obras narrativas de los poetas, el lenguaje rebosa de plasticidad y fuerza propias, sin ser pesado u oscuro.